domingo, 13 de diciembre de 2009

El Factor Miquet

Ahora que nos estamos haciendo famosos, y hasta tenemos seguidores, empezamos a recorrer la blogósfera y entre los blogs de los que andan por acá encontramos este escrito sobre nuestro nunca bien ponderado Infame local y lo rescatamos para que también lo lean quienes nos visitan a nosotros.

Como está con firma y todo felicitamos a su autor a quién no tenemos el gusto de conocer personalmente.


Es indiscutible que todo diario tiene el derecho a dar a sus noticias la tendencia que le venga en gana. Suponer lo contrario es caer en una ingenuidad a prueba de corporativismos. Quienes escriben los diarios de nuestro tiempo son los anunciantes, y los periodistas se han convertido (salvo excepciones que no sabemos muy bien cómo perduran) en los brazos ejecutores que salvaguardan esta o esa media plana, o las inversiones de su grupo multimedios.

Por ello, sorprende el caso de El Informe, el diario de Venado Tuerto, en donde la línea que en otras partes del mundo se baja desde las altas esferas o de los departamentos de marketing, aquí es definida por sus lectores.

En realidad, por uno de ellos.

Sorprende en el diario de Venado su falta de contenido. Hay noticias, pero se trata de una sucesión de notas que reproducen, con una redacción elemental, el día a día de una ciudad de más de 100.000 habitantes, reconocido polo económico de la región, donde parece que sólo ocurren choques de motos, peleas de funcionarios, robos y cenas de alta gama. Con esto no pretendo decir a nadie cómo hacer su trabajo, es sólo que de utilizar El Informe como un barómetro de los tiempos que corren y corrieron, el resultado es decepcionante en su falta de reflexión y rigor periodístico sobre lo que Venado es, e intenta ser.

Sin embargo, a pesar de lo que podría creerse tras leer sus notas, en El Informe hay un espacio editorial: el Correo de Lectores. Las columnas que en otras partes del mundo se destinan a la pluma del director del diario o del jefe de redacción para definir y demostrar el compromiso o el repudio del diario con la realidad, en el diario venadense se han destinado a los lectores.

Esta idea, que se adelanta a eso que hoy en día se da en llamar "periodismo ciudadano", no está mal, pues supondría que El Informe da a sus lectores un foro donde sus diferentes voces establecen un diálogo, en donde las necesidades y las aspiraciones de los venadenses se revelan, crean un eco, y se convierten en demandas.

¿Qué mejor destino para un periódico del interior?

Desgraciadamente, El Informe sólo reconoce la voz de un par de sus lectores, y a ellos y sólo a ellos destina su espacio. Nuevamente, creo que está en todo su derecho, y podría suponerse (a partir de esta frecuencia en la publicación de las opiniones de un par de respetados miembros de la comunidad) que el diario ha realizado el rico descubrimiento con el que todo editor sueña: encontrar periodistas natos, capaces de ofrecer una visión fresca y total de la actualidad sin los velos y las rutinas del oficio.

El punto es, entonces: ¿Cuál es la calidad de esos textos editoriales gratuitos que El Informe ha erigido como reflejos de su filosofía periodística?

Uno de estos periodista natos, el que debería figurar en alguno de esos libros de récords sólo por el número de textos semanales que consigue editar, es Pablo Miquet. Un hombre que, en otros aspectos de la vida debe ser un tipo estupendo, pero que como la voz más reconocida de un medio consolidado, resulta limitado.

Los textos de Miquet, escritos en un estilo pomposo y anacrónico, muy contrastantes con el oficio de hacer dehaikus del autor, son las meras opiniones de un telespectador airado. Pareciera que Miquet enciende un televisor con sólo un par de opciones en su control remoto, a la hora del telediario, y contempla, y se ofende, y corre a escribir sus diatribas sobre los Grandes Temas Nacionales, con una capacidad de análisis que debe ser excelente para seguir la incidencias de los programas de Tinelli, pero que resulta, en el mejor de los casos, una mera repetición de aquellos que los grandes medios difunden.

Se podrá decir que Miquet está en su derecho de opinar y escribir lo que le viene en gana, y lo está. Es sólo que convertir sus retruécanos verbales en el centro de un diario me parece una pobre decisión editorial, aunque el diario venadense está en todo su derecho de hacerlo.

Sólo señalo eso que, como un mero lector, me parece un hecho destacable y curioso. Y escribo estas opiniones como un mero lector extranjero, fuera de toda posible ideología argentina. Créanme: ni siquiera me he decidido entre Boca y River. La ideología de un diario es algo secundario, y cada cual se adscribe a ello de la manera en que los neocons nos han enseñado a participar políticamente: pagando o no por ese diario, anunciándose o no en él. El Informe está en todo su derecho de reflejar las opiniones que considera pertinentes. Es sólo que me sorprende de dónde proviene esa líneas editorial, y no puedo menos que felicitar que la obtengan gratis.

En otras partes del mundo el correo de lectores funge como espacio de difusión de opiniones diversas, de precisiones, de denuncias, e incluso de críticas dirigidas al diario o a las opiniones de periodistas. A partir de lo que se lee en el correo de lectores de El Informe parecía que todos los venadenses opinan como Miquet, y puede ser que sea así, pero la verdad es que si yo quisiera saber los lugares comunes que la televisión difunde sobre lo que ocurre en Buenos Aires, sólo tengo que encender el televisor.

Esperemos que esa voz que los venadenses necesitan llegue, y les aporte los elementos que necesitan para comprender su realidad, la de su ciudad y de su gente, y no los de Tinelli. Aunque, claro, dudo que la publiquen en El Informe.


Óscar Alejandro Luviano

3 comentarios:

  1. Este post es para leerlo y releerlo y cada vez, encontrarle mayor sabiduría. Gracias por decir lo que uno quisiera decir...

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  2. Uy pero qué honor, no solo acabo de enterarme que leen mi blog sino que traen un post. Aunque en realidad como se ve en la firma ese escrito no es mío, pero igual se agradece la difusión. Por cierto, me enteré de esto hoy en el viaje de camino hacia el acto del Chivo Rossi y Néstor. :)
    Saludos.

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  3. Me gustó el post.
    A mi gusto le faltó un perfil psicológico de los periodistas ad-honorem y consuetudinarios de ese medio

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